Uno siempre puede hacer críticas sobre el desenvolvimiento del Gobierno. De hecho, este blog, está prácticamente creado para eso. Para que aquellos que convivimos con su estructura todos los días, podamos descargar todas las sensaciones que nos produce. Generalmente negativas, obvio.
Sin embargo, hay algo espectacular en trabajar dentro de esta Masa Densa que es el Gobierno. En primer lugar, te ayuda a divisar las dos caras más opuestas que pueden existir dentro de un organismo. Por un lado el Gobierno es algo denso, pesado, una caterva que pesa sobre cada uno de los empleados, y, lo que es peor, sobre cada uno de los ciudadanos. Desde fuera ya es fácil entrever lo dificultoso que es incluso que el aire circule por entre los pasillos del Gobierno, y desde adentro, esta característica es indisimulable. Todo cuesta el triple, todo es cuesta arriba.
De todos modos, un análisis más profundo muestra la segunda cara, la cual desmiente todo lo hasta el momento dicho. El Gobierno, cuando quiere, o aún yendo más lejos, cuando sus dirigentes quieren, puede ser una máquina de la acción, sin obstáculos más que el mismo, puede ser el organismo más dinámico. Los cambios que pueden traer en consecuencia políticas del gobierno, son los más inmediatos, los de más alcance, los más decisivos y los más impactantes.
Pero es justamente gracias a que esta característica es puesta en funcionamiento solo alguna vez por decenio, y a que desde dentro uno puede divisar lo que quiere, que llegue a formular la Teoría de las 4 i.
Weber, alguna vez, en la Política como Vocación, habrá mencionado la idea de que un buen político profesional debe saber vincular la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción. Sin duda, si bien es solo una interpretación posible, es una idea bastante clara y comprensible. Incluso justificable.
Después de un Año de trabajar en el Gobierno, mañana se cumple un año, llegué a formular las características que reúnen los malos políticos, aquellos que no permiten que el gobierno se vuelva dinámico y flexible y que se quedan sentados en sus escritorios mintiendo para impresionarse entre ellos y jugar a una gran obra de teatro. Estos políticos funcionan bajo la lógica de las 4 i.
Una vez que el funcionario logra cumplir con las 4 i, está apto a conseguir un puesto mejor, para poder operar en pos de la desarticulación del gobierno, para poder sobrepasar a los débiles y ser el rey de los imbéciles y poder actuar con total eficacia sobre el NORMAL FUNCIONAMIENTO del Gobierno.
Agradecemos a los Funcionarios que poseen las 4 i, por no hacer del gobierno un elemento revolucionario y transformados de esta hermosa sociedad en la que vivimos.
A saber:
i número 1: INEPTITUD
i número 2: INOPERABILIDAD
i número 3: IMBECIBILIDAD
i número 4: INEFICIECIA