Viernes, 15.30 hs. y he quedado solo en la Isla. La soledad no es total, ni siquiera llega a molestarme, siempre me lleve bien con ella… pero la falta de estímulos externos y el haber terminado mi trabajo por el día de la fecha me instan a la introspección. Me vuelco a mi interior, a esa oscuridad primigenia y silenciosa.
A medida que me acostumbro a las sombras y al silencio voy reconociendo manchas, que lentamente se transforman en vagas formas, todavía irreconocibles… y, como desde muy lejos, se acercan algunos sonidos como murmullos, gente que habla, gente que no entiendo. Quizás hablen en otro idioma, quizás esa gente este tan lejos de mí, que solo me llegan silabas mezcladas de diferentes conversaciones o tal vez, realmente hablen sin decir nada.
Pero, así como mis ojos se acostumbran a la oscuridad y comienzo a vislumbrar la silueta, de lo que adivino como una esfera, mis oídos se acostumbran al murmullo y logro distinguir una música en el fondo. Hago un esfuerzo y puedo aislarla, suprimiendo el insoportable bla bla bla… Ahora la esfera blanca y roja se presenta ante mí en todas sus dimensiones y me habla sin hablar, con su música, que me atraviesa como si me conociera desde siempre… y al mismo tiempo me hace sentir como si fuese alguien más…
Wilson me habla.
“Estamos juntos en esta isla, un poco por azar, otro poco por las decisiones tomadas, y así… cada uno de nosotros tenemos nuestra historia que, inexorablemente, nos ha traído hasta este recóndito pedazo de melamina, que flota en el espacio circular de la cotidianeidad. Flotamos en esta nebulosa de la burocracia del impedir.
De a poco nuestras historias van saliendo a la superficie… como queriendo dibujar esos irregulares caminos que hoy confluyen y que, con un poco de suerte alumbren el gran interrogante de porque y para que estamos aquí…
Cheetara del tercer mundo, nuestra guerrera combativa y revolucionaria… Los años de lucha y militancia no han dañado su sentido del humor ni sus ideales…
La Negrita, criada en la montaña en la más estricta espiritualidad y privada voluntariamente de los avances tecnológicos de esta sociedad… Irónicamente no soporta la soledad de esta Isla…
Mr. Eko, nacido en Nigeria, devenido en traficante, volcado a una profunda religiosidad por un revés del destino. La percusión en los tambores africanos de la niñez hace latir su corazón por las noches…
Gladys… la reina de la bailanta, solo usa polleras amarillas y frases provocativas. Camina la isla incansable, un pasito para acá un pasito para allá… moviendo su cintura, moviendo sin parar…
Pierre, el vitricida… Personaje lúgubre, parco y en apariencia tranquilo (tranquilo como agua e tanque dirán algunos), nadie sabe mucho de él, ni siquiera él mismo. Pero continua asegurando, de manera incansable y casi enfermiza, que él no rompió ningún vidrio…”
De a poco nuestras historias van saliendo a la superficie… como queriendo dibujar esos irregulares caminos que hoy confluyen y que, con un poco de suerte alumbren el gran interrogante de porque y para que estamos aquí…
Cheetara del tercer mundo, nuestra guerrera combativa y revolucionaria… Los años de lucha y militancia no han dañado su sentido del humor ni sus ideales…
La Negrita, criada en la montaña en la más estricta espiritualidad y privada voluntariamente de los avances tecnológicos de esta sociedad… Irónicamente no soporta la soledad de esta Isla…
Mr. Eko, nacido en Nigeria, devenido en traficante, volcado a una profunda religiosidad por un revés del destino. La percusión en los tambores africanos de la niñez hace latir su corazón por las noches…
Gladys… la reina de la bailanta, solo usa polleras amarillas y frases provocativas. Camina la isla incansable, un pasito para acá un pasito para allá… moviendo su cintura, moviendo sin parar…
Pierre, el vitricida… Personaje lúgubre, parco y en apariencia tranquilo (tranquilo como agua e tanque dirán algunos), nadie sabe mucho de él, ni siquiera él mismo. Pero continua asegurando, de manera incansable y casi enfermiza, que él no rompió ningún vidrio…”
Wilson continua hablando… pero yo ya no puedo oirlo, un sonido violento como de un golpe me arranca de Él y me devuelve al murmullo, al bla bla bla…
Sus pensamientos se me hacen incompletos, pero me permiten una reflexión.
Wilson será siempre un misterio para todos, aunque algunos no lo quieran reconocer… y hasta haya quien se atribuya su construcción, yo tengo la certeza de que Él estaba aquí mucho antes que nosotros, quizás perdido… haya caído de una balsa y flotado días, meses, inclusive años, hasta quedar varado en esta isla… esperando… esperando a ser descubierto (¿construido?).
Esperándonos.
Pierre.
Genial, me gustaaaa, que salga a flote en nuestra isla esa marea de genialidad literaria DON PIERREEEEE!!!
ResponderEliminar"Flotamos en esta nebulosa de la burocracia del impedir", es cierto. Y también en nuestra propia cárcel del impedir! FAAAA
Cheetara del tercer mundo
No quiero adjudicarme semejantes palabras... tan solo transcribí lo mejor que pude mi encuentro con WIlson... Una experiencia tan extraña como enriquecedora...
ResponderEliminarY si, el primer paso es empezar a conocer nuestra carcel, para poder destruirla y mudarnos a una un poco mas grande aunque sea.
Pierre, el vitricida.
Nos mudamos a la de Devoto!!
ResponderEliminarAhí hay UBA 22!
Jajajaja...
ResponderEliminarDevoto, allá vamos!
Pierre.